martes, 30 de agosto de 2011

Porqué dicen no al referéndum

Miedo. A abrir el pastel. Pánico en realidad. No conviene. Sacar a relucir la posibilidad de que se vote en referéndum la reforma de la Constitución pone los pelos de punta a los políticos de los dos grandes partidos. Y no es para menos. ¿Quién será el guapo que consiga que en el debate público no salgan a relucir tantas otras cuestiones que están en la agenda política de los ciudadanos pero no en la de los políticos?

Si tuviéramos que votar la reforma de la Constitución, saldrían a relucir algunas cuestiones pendientes. La experiencia de vida de nuestra democracia nos pide introducir algunos cambios en ella. Por higiene, por salud, por regeneración, para mantenerla viva en buenas condiciones. Y no son otras que las que han venido reclamando en los últimos meses algunas plataformas ciudadanas como Democracia Real Ya o el movimiento #15M.

Estos movimientos ciudadanos (con demasiada mala prensa, lograda gracias a la intervención de ciertos poderes interesados desde los medios de comunicación) reclaman a tweet limpio, a golpe de blog, en plena calle y pancarta en mano, cambios que la gran mayoría considera necesarios. Casi todos apoyaríamos listas abiertas, separación de poderes, limitación de mandatos, cambios en la financiación de los partidos y sindicatos... Casi todos menos unos pocos, los interesados en que nada cambie, que son precisamente los que lo pueden cambiar.

Por eso, porque quieren que nada cambie, no se atreven a dejar al pueblo la responsabilidad de usar su voz. ¿Qué tipo de democracia es ésta? ¿O debería decir qué timo de democracia?

miércoles, 24 de agosto de 2011

La JMJ: mis conclusiones

Como mínimo, un millón y medio. Esa es la cifra de peregrinos acreditados, con mochila, que estaban en Cuatro Vientos. Pero hubo más. Y es que los jóvenes católicos son mucho más numerosos de lo que muchos nos hacen ver, o algunos quisieran que fuesen. En pleno mes de agosto más de un millón y medio de jóvenes han sido capaces de trasladarse a un caluroso (y por sorpresa tormentoso) Madrid para acampar en un polideportivo, gimnasio o colegio y finalmente en la explanada de Cuatro Vientos. Han pasado una noche a la intemperie, sobre un suelo verdaderamente mojado y sin saber si volvería a llover. Han sido capaces de guardar un silencio sepulcral -que sólo con oírlo emocionaba- durante diez minutos de vela y oración dirigidas por el Papa. Y también durante la misa, donde se concentraban más de un millón y medio de personas que la seguían con respeto y en un silencio abrumador. Han pasado una noche entera con grandes incomodidades sin crear problemas a los demás, sino al contrario, siempre con una sonrisa para hacer la vida más amable a los demás. Y esto no es opinión: de las más de 2.700 intervenciones de los servicios de Emergencia en Cuatro Vientos, ninguna se debió a problemas derivados por intoxicaciones de alcohol o reyertas.

La explanada de Cuatro Vientos, plagada de jóvenes (Imagen : www.HazteOir.org)


Las críticas y protestas han sido acalladas por la evidencia. En realidad, poco han protestado los anticlericales y laicistas para la que se ha liado en Madrid. Porque ha sido grande, muy grande. Y una "manifestación de laicos" (en realidad laicistas) en pleno centro de la ciudad, era una provocación en toda regla sabiendo que se encontrarían con los peregrinos de la JMJ. Pero sólo sirvió para enrabietar aún mas a los ya de por sí enfadados. En cuanto a la crítica por el gasto económico que suponía para un país en crisis, ha resultado otro bluf, ya que la celebración de este evento ha supuesto un ingreso importante de dinero tanto para las arcas españolas en impuestos como para bares, cafeterías, restaurantes de comida rápida, hoteles, transporte privado y comercios. Que el transporte público fuera más barato para los peregrinos, no ha supuesto más que un aumento en los ingresos de ese servicio, ya que ha contado con 1,5 millones de usuarios extra durante cuatro días que en ningún caso habrían visitado la ciudad sin la jornada. (No obstante, quien esté interesado en conocer más datos sobre este tema, pueden revisar las cuentas elaboradas por el diario El País, y las de Libertad Digital, por ejemplo).

Impresionante panorámica de la explanada (Imagen : www.HazteOir.org)


En cuanto a los mensajes, el primero es quizá la conclusión más común de cuantos participaron en la JMJ. Decía el Papa a los jóvenes católicos a su llegada a España: "no estáis solos", y así se sentía la gran mayoría tras haber compartido una noche en Cuatro Vientos con un millón y medio de jóvenes. El propio lema de las jornadas: "arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe" preludian parte del mensaje. Benedicto XVI ha pedido a los jóvenes que sean "prudentes y sabios", "amigos de Cristo", que no cedan a las tentaciones de quienes, "creyéndose dioses, deciden quien es digno de vivir". Recordó a los profesores universitarios que deben ayudar a los jóvenes a "encontrar la verdad en la razón y la fe". Y pidió a los jóvenes, "muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos".

En el Instituto de San José puso a los enfermos como ejemplos "de la dignidad de cada vida humana, creada a imagen de Dios (...) Desde que el Hijo de Dios quiso abrazar libremente el dolor y la muerte, la imagen de Dios se nos ofrece también en el rostro de quien padece". Por eso, animó a los cuidadores y familiares de los enfermos "a mirar al otro con ojos limpios, para darle, además de las cosas externas que precisa, la mirada de amor que necesita".

En el acto central de Cuatro Vientos recordó a todos que "no se puede separar a Cristo de la Iglesia, ni seguir a Cristo en solitario", que es indispensable ir a misa los domingos, confesar y comulgar frecuentemente, hacer oración y contárselo a los demás, dar testimonio de la fe.

Los jóvenes del mundo saludan al Papa en Madrid (Imagen: www.religionconfidencial.com)


Y si antes de marcharse recordaba, en el aeropuerto, que España es "una gran Nación que sabe y puede progresar sin renunciar a su alma religiosa y católica", también encomendaba a los jóvenes la tarea de difundir por todos los rincones del mundo la experiencia de fe vivida: "Transmitid vuestra alegría a los que hubieran querido venir y no han podido hacerlo, a tantos como han rezado por vosotros y a quienes la celebración misma de la Jornada les ha tocado el corazón". Precisamente de eso me acordaba yo ahora: de tantos a los que vi con el corazón "tocado".