Estas elecciones, que se celebran tres meses después de unas generales que llevaron al PP a la mayoría absoluta en el Gobierno de la nación, dan pie a múltiples lecturas de lo ocurrido. La más socorrida, que Rajoy suspende 100 días después de empezar a gobernar. Pero yo tengo mis dudas: el debate autonómico sobre todo en Andalucía es demasiado peculiar para extrapolar los datos de las nacionales. Son 400.000 votos los que ha perdido el PP entre la contienda general y la autonómica. Pero en esta ocasión ha pesado, sin duda, que las andaluzas se celebraran por primera vez en 16 años por separado de las legislativas. El PSOE sabía que era la única opción para evitar la gran debacle general, y lo ha logrado.
Fuente: Datos oficiales de la Junta de Andalucía. |
Pero no es el único motivo. Los escándalos de los ERE fraudulentos y la corrupción han pasado factura al PSOE, aunque a la vista de los resultados, no tanta como habían previsto las encuestas: 9 escaños y cerca de 700.000 votos. Pero aún mantiene más un millón y medio de electorado fiel que le permite presumir de una dulce derrota que en realidad es una victoria. El perfecto control de los medios audiovisuales y sus mensajes han jugado sin duda un papel fundamental en esta mínima sangría de votos. José Antonio Griñán sale reforzado dentro y fuera de esta tierra. Ya tuvo que demostrar su fuerza en un Congreso Regional tras ser designado por Manuel Chaves como sucesor 'digital'. No quiso mojarse pero se posicionó a favor de la baza perdedora en las Primarias de su partido. Y hoy sabe que podrá seguir gobernando a pesar de haber perdido las elecciones.
Diego Valderas es el gran triunfador del encuentro electoral. Pese a haber anunciado que pactaría con el PSOE para impedir la gobernabilidad del PP en la Junta, IU ha logrado doblar la representación autonómica que tenía y es la única fuerza política que gana votos absolutos (120.000). Lo cierto es que Valderas ha ganado en todas partes menos en su pueblo (Bollullos, como bien apunta en su blog @ascandi, donde sacó 1.000 votos menos que en los últimos comicios autónomicos). Y es llave de Gobierno, a pesar de que su electorado haya castigado siempre con posterioridad los pactos de gobernabilidad.
Otro de los elementos a analizar es el candidato que ha perdido las elecciones. Javier Arenas, a pesar de haber sido la fuerza más votada y haber logrado el apoyo del 40,66% de los votantes, ha sido derrotado. Por cuarta vez el dirigente popular se ha presentado a estos comicios. Y en ninguna de las ocasiones ha logrado la presidencia de la Junta. Pero uno de los datos más duros es que el propio Arenas en el año 2008 logró 1.730.000, y en esta ocasión ha perdido 160.000 votos de respaldo a su propia persona; y 400.000 de apoyo a su partido en las pasadas generales del 20N (hace sólo tres meses). El candidato del PP ha sido, con toda probabilidad, motivo y causa de estos resultados. Que su figura genera rechazo en los votantes es una verdad irrefutable después de cuatro intentos. El hecho de partir como favorito en las encuestas le hizo tomar decisiones -cuanto menos arriesgadas en su momento- que hoy se ven como errores directos: es el caso de la incomparecencia en el debate de Canal Sur (como dice @antonigr en este artículo y en éste otro sobre la silla vacía).
Sin duda el PP andaluz debe afrontar ahora una profunda renovación que se hace más necesaria que nunca. Como sostiene @lacarreter en su análisis, los resultados electorales piden cambios: cambio en la manera de hacer las cosas que hasta ahora ha tenido el PSOE en la Junta de Andalucía (700.000 votos menos). Cambio en la candidatura y/o directiva popular que no ha logrado convencer a los electores andaluces (400.000 votos menos que en las elecciones generales de hace 3 meses). Cambio en el papel que debe jugar la izquierda en esta tierra: logran 120.000 votos más que en las últimas autonómicas. Y eso, a pesar de la importante abstención, que es el otro gran protagonista de estas elecciones: frente a los 3.900.000 votantes de ayer, hay 2.400.000 andaluces que no lo hicieron. Ellos son los grandes protagonistas de estas elecciones: los que no estuvieron. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha provocado la ausencia de tantos electores? ¿Qué mensajes fallaron y no lograron que se movieran el domingo del sillón? ¿O qué determinó su decisión de no ir a votar?
Sabemos que la autocrítica no es una virtud común entre la clase política de este país. Pero después de la noche de ayer, todos deberían hacerlo. Ahora empieza verdaderamente la jornada de reflexión.
No puedo añadir nada más que mi felicitación por tu análisis. Muy claros todos los puntos y una gran despedida sobre un momento para la reflexión que, espero y deseo, hagan de una vez nuestros dirigentes. Y como bien dices, todos ellos. Un abrazo, Elena.
ResponderEliminarGracias, Mario. Difícil, pero posible. :) Un saludo!
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