Aminatu ya está en casa. Con los suyos. Débil pero con todo el tiempo por delante para recuperarse de una batalla en la que ha salido ganando abiertamente. Su lucha por la dignidad ha supuesto una rectificación para el orgulloso gobierno de Rabat, pero sobre todo el reconocimiento y la recuperación a la memoria internacional de su causa, la causa saharaui.
Ha sido muy lista, y sólo pedía la recuperación de su pasaporte para poder regresar a su tierra. Confinada en el aeropuerto de Lanzarote y sin ingerir ningún alimento como protesta durante varias semanas. Y precisamente por no situar la causa de su pueblo dentro de su reivindicación, ésta se ha convertido en la gran ganadora. Todos los medios de comunicación se hacen eco hoy de la situación que viven los saharuis, de cómo ese pueblo lleva décadas esperando la promesa de la ONU de solucionar su injusto destierro, de dar una salida a la recuperación de su tierra tras la invasión marroquí con la Marcha Verde de 1975.
El rey de Marruecos, aunque ha permitido finalmente la entrada de la activista saharaui de nuevo en su país, ha logrado que España -la gran valedora histórica del pueblo saharaui por antigua metrópoli- afirme que es Marruecos quien manda en el Sáhara Occidental, la tierra invadida a pie por colonias de civiles marroquíes perfectamente orquestados. Además, algunos medios se hacían eco ayer desde Bruselas de la aprobación de medidas con importantes subvenciones económicas y acuerdos favorecedores para la venta de productos marroquíes en la UE. Las negociaciones han llegado al máximo nivel y a buen seguro que Rabat no ha cedido a cambio de nada.
Por su parte, Rosa Díez estuvo muy hábil al lograr apuntarse el tanto de visitar, en plena crisis de empeoramiento de salud de Aminatu, a los hijos de la activista en su casa de El Aiun, y transmitirles así "el apoyo del pueblo español" en palabras de Díez. Ha sido el único miembro del Parlamento Español que ha desafiado así las leyes de lo "políticamente correcto" hacia Marruecos y se ha adelantado a los deseos de muchos españoles de abrazar a esos pequeños que desde la lejanía veían aumentar la debilidad física pero no moral de su madre, tras varias semanas en huelga de hambre. Y los españoles, que se sienten en deuda con el pueblo saharaui, sólo se han podido ver representados en ella. Uno a cero.
Y cero, por supuesto, para Gobierno y principal partido de la oposición. El Gobierno de Zapatero por ineficaz, por débil, porque conocía en tiempo real la expulsión de Aminatu por boca de Rabat, por silente hasta que la situación se hizo verdaderamente grave, y por bajarse los pantalones hasta reconocer en comunicado público que quien manda en Sahara es Marruecos. Manda h... como diría Trillo. Al menos, ha logrado la solución del problema, aunque seguro que el precio ha sido demasiado alto.
¿Y el principal partido de la oposición? Ha sido el verdadero cero a la izquierda. Por un mal sentido de la responsabilidad, por un gran "sentido de Estado" que les lleva en todo momento a actuar como si fueran los gobernantes, porque están convencidos de que gobernarán la próxima legislatura -si aún quedan dos años!!!!!- y que se les puede volver en contra. Se han quedado fuera, no se han posicionado con la suficiente fuerza. Sus medidas, cobardes, tardías y flojas, han tenido una mínima repercusión mediática. Han sido, sin duda, los grandes perdedores del caso Aminatu. Han perdido, como siempre, por la mala gestión de la comunicación de las crisis. A ver si aprenden.
viernes, 18 de diciembre de 2009
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