martes, 6 de mayo de 2014

Europa, tanto por construir

Es una realidad que los europeos entienden poco de Europa como Institución. Y es una realidad que las redes sociales han llegado para quedarse y están cambiando los modos y medios en los que los ciudadanos de todo el mundo se relacionan y comunican entre ellos, con las empresas, con sus marcas preferidas, con sus políticos y con las instituciones que los gobiernan. De este binomio, y propiciada por la eurodiputada española Cristina Gutiérrez-Cortines (PP), ha surgido la iniciativa EuropeIN, encaminada a favorecer la comprensión de lo que pasa en Europa por parte de los ciudadanos gracias a la utilización de estos nuevos canales de comunicación.

Gracias a este programa, que luego han replicado a nivel europeo sus compañeros de partido (EPP Group) he podido conocer de cerca algo de la realidad de la política europea. Por ejemplo, que en Europa todo se negocia. Y que, como político, no eres nadie en Europa no sólo si no dominas varios idiomas, sino so no sabes cómo moverte dentro de las instituciones: qué es responsabilidad de quién, con quién hay que hablar para lograr según qué, dónde se negocian cada uno de los asuntos, cuál es la mejor manera de abordar los temas, qué apoyos te harán falta para logar sacar adelante algo, cómo lograr esos apoyos, etc.



Porque el universo de las instituciones europeas es tan grande, que todos -o casi todos- se pierden al menos durante los dos primeros años. Y allí cuenta, y mucho, cómo se mueve cada político, a quién conoce y con quién se lleva bien tanto en su propio partido como en los contrarios. Su capacidad de convencer a los suyos, su capacidad de negociar con los otros, su agilidad para moverse en el nudo de edificios, despachos, salas y reuniones, su organización de agenda y de temas por prioridades y por tiempos... En Europa lo cierto es que cuenta la experiencia. Y cuenta porque, como en muchas otras profesiones, todos los europarlamentarios se han pegado muchos batacazos antes de conseguir entender lo que pasaba y cómo debían hacer las cosas. Y porque aquéllo es una carrera de fondo para todos y, como en el cole, vale eso de que "tonto el último". Y dejan, como en el instituto, que el novato haga el ridículo. Forma parte del aprendizaje de Europa.

Por eso, y porque en menos de 20 días tendremos que acudir a las urnas, es de vital importancia que conozcamos quiénes son los que elegimos. Lo cierto es que elegir de verdad sólo lo hacen aquéllos que participan en las primarias de los partidos que permiten a sus militantes decidir la composición de las listas así. El resto, los que no militamos en ningún partido -la gran mayoría-, tendremos que conformarnos con elegir entre lo que nos ofrezcan. Y confiar en que los allí puestos tengan experiencia europea o facilidad para la adaptación, una gran agilidad para moverse entre instituciones europeas, una gran capacidad de diálogo y conocimiento de idiomas o al menos facilidad para aprenderlos.

Es importante saber que los europarlamentarios españoles de distintos grupos políticos se apoyan entre sí en numerosas ocasiones para votar iniciativas que son favorables a nuestro país, a pesar de que el partido al que pertenecen tenga oficialmente otra posición. Esta realidad, que es reconocida sin tapujos por los españoles, es también común entre europarlamentarios de países del Sur de Europa (Portugal, Italia, Grecia) y entre algunos de los países del Este de reciente incorporación (Rumanía, República Checa, Polonia, Estonia, Lituania, etc). La explicación es sencilla: los países poderosos y ricos, las grandes potencias de la vieja Europa, tienen un mayor peso político dentro de la UE y son capaces de hacer políticas generalmente favorables hacia sus países. Por eso los más débiles, aún teniendo otra posición ideológica marcada por el grupo político al que pertenecen, se sienten comprometidos con su país o con causas concretas a nivel personal.

Los años de guerras y separaciones entre los que ahora son estados miembros, han sido demasiados. Nuestra historia como unión política, institucional y económica es demasiado reciente. Queda aún mucha Europa por construir.

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