A seis días de que se celebren las municipales y autonómicas en toda España, dos meses después de que se celebraran en Andalucía y sin que el partido ganador de las mismas haya sido capaz aún de formar gobierno, todos los partidos hacen cálculos sobre los posibles pactos que deberán cerrar en unas semanas. Hay mucho en juego.
Por un lado, los partidos hasta ahora mayoritarios ven que han perdido la hegemonía de la alternancia. Nuevas formaciones políticas, más jóvenes y frescas, sin experiencia en la gestión y aún sin mancha de corrupción, están viendo en las encuestas y en la calle un gran crecimiento en intención de voto. Las urnas ya hablaron hace dos meses en Andalucía: el bipartidismo PP-PSOE ha dejado paso a una composición casi cuatripartita PP-PSOE-Podemos-Ciudadanos en la que los pactos serán obligatorios.
Pero la realidad es que todos, desde los más pequeños hasta los más grandes, miran con ansia a finales de año y la cita con las elecciones generales. Y es que lo que pactes hoy te retratará mañana. En estos acuerdos son precisamente los partidos más pequeños quienes más tienen que perder: tanto Podemos como Ciudadanos, que se presentan como partidos limpios de corrupción, con nuevas ideas de regeneración democrática, pueden ver alterada la credibilidad de su discurso por tocar gobierno en algún lugar.
Esa es la principal razón por la que ni Ciudadanos ni Podemos han pactado aún con Susana Díaz para permitir su investidura. El calendario electoral, que inicialmente la presidenta andaluza en funciones creía a su favor por su propio interés político, juega a favor ahora de los acuerdos postelectorales para los dos partidos minoritarios. A principios de julio deberán volver a retratarse en el Parlamento Andaluz. Y para esa fecha todo el pescado estará vendido a nivel municipal y autonómico: extraños compañeros de cama veremos por toda la geografía española!
¿Qué podría ocurrir en Andalucía? ¿Y más tarde, a nivel nacional? ¿Dejarán los dos grandes partidos que nuevas formaciones políticas entren en los gobiernos dispuestos a abrir puertas y ventanas, airear todo lo pasado, imponer transparencia y limpieza en instituciones que durante 30 años han estado gobernadas por los mismos? ¿Serían capaces de pactar entre ellos para evitarlo? ¿Es posible que esto haya sido ya incluso pre-pactado de antemano a nivel nacional entre ellos: que PP deje gobernar a PSOE en Andalucía a cambio de idéntica actitud a la inversa a nivel nacional? ¿Qué hablaron Susana Díaz y Mariano Rajoy el pasado mes de diciembre en Moncloa? ¿No resultan ahora curiosas las declaraciones de la actual presidenta andaluza en funciones sobre su preocupación por España? Muy pronto, todas las respuestas.
lunes, 18 de mayo de 2015
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