martes, 24 de noviembre de 2009

La Gran Vía de Huelva, ¿bien está lo que bien acaba?

Claramente. Y también que no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, antes de acabar nadie se debe alabar. Y podríamos completar aún más con el refranero español nuestra recomendación al Ayuntamiento de Huelva acerca de la llamada Gran Vía de la capital. Después de haber estado cortada al tráfico, después de haber sido totalmente renovada, ¿tiene sentido volver a abrirla al paso de los autobuses, taxis y vehículos que acceden a los garajes? ¿De qué sirve tanto embellecimiento de esta céntrica arteria de la ciudad si cuando se tiene ocasión de cambiarla definitivamente no se hace?

Sin duda, la ejecución de las obras del Plan E han supuesto una verdadera oportunidad para esta ciudad de ver mejorada la imagen de muchos de sus rincones. Coincide, además, con un ambicioso plan de peatonalización de las calles del centro, en el que se contempla la instalación de balizas pivotantes que impidan el acceso a las mismas más que por los vehículos verdaderamente autorizados.

Una vez terminada la remodelación, la ciudad entera contempla con agrado la nueva cara de su Gran Vía. Y a los dos días, fin del espejismo, vuelve a ser lo que era. ¿Quién se opone a su peatonalización? Los comerciantes del centro, temiendo la pérdida de clientes por inaccesibilidad del centro... Pero, ¿realmente se creen que los vecinos de Huelva van a dejar de pasearse por la calle Concepción y aledaños porque la Plaza de las Monjas no tenga parada de bus y taxi?

En casi todas las ciudades españolas conviven a la perfección el comercio tradicional con los nuevos centros comerciales. Igualmente, hay un gran centro urbano que está cerrado al tráfico rodado y abierto a los peatones y a las bicis. Y en él los negocios siguen funcionando igual de bien que antes, e incluso prosperan. Y no hay que ir muy lejos para comprobarlo. Por ejemplo, en la vecina Sevilla. Podrá gustar más o menos el tranvía y la remodelación de la Plaza Nueva. Pero el centro sigue siendo el centro y es prácticamente inaccesible a los vehículos. ¿Ha perdido o ha ganado esa ciudad? ¿Es trasladable la experiencia a la vieja Onuba?

Es posible que haya llegado el momento de que Huelva de un salto de calidad hacia adelante y sea capaz de que sus dirigentes puedan tomar decisiones sin ataduras de ningún colectivo, que piensen verdaderamente en el bien común de la ciudad, de los vecinos, y en su desarrollo urbanísitico, que les marcará para siempre en el futuro. Que sí, que es posible en Huelva una Gran Vía peatonal.

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