El caso del fondo de reptiles de Mercasevilla ha conseguido provocarme, como mínimo, este post. Me explico: es denunciable que existiera un fondo así, es (o debería ser) judicialmente punible su utilización, es casi vomitivo que sus fondos fueran aceptados por sus destinatarios a conciencia de lo que hacían. Pero lo que me parece absolutamente asombroso es que su existencia fuera conocida por altos funcionarios de la Junta de Andalucía y se conviviera con ello con total normalidad.
Al saltar el escándalo, los políticos se apresuran a denunciarlo con la boca muuuuy grande (tanto Arenas como Valderas). Pero yo misma, al igual que otros muchos que pecamos de poca erudición, hemos tenido que recurrir al clásico de buscar el origen de la expresión que es hoy titular en todos los diarios: "fondo de reptiles".
Internet, que facilita el acceso a la información instantánea en cualquier lugar, nos da muchas respuestas. Y, sabiendo filtrar, encontramos información de absoluta calidad, como la de este fantástico blog de Belén Moreno Garrido. (Qué extrañas casualidades nos deja el destino: este post recomendado fue escrito exactamente un año antes de que este escándalo salpicara todas las portadas de los diarios andaluces. ¿Fue algo premonitorio, Belén?)
Pero la gran pregunta es si nuestra clase política ha tenido que, igual que otros muchos, ponerse a indagar para conocer el origen y verdadero significado de esa expresión. La función originaria de los fondos de reptiles era (es?) tan deleznable para las personas de bien que se ponen los pelos de punta. Mejor dejamos la respuesta sin contestar, no vaya a ser que tengamos que perder para siempre la fe en este sistema.
Mientras tanto sólo puedo decir que me niego a aceptar que una práctica así sea normal en mi sociedad. No admito que mis dirigentes políticos puedan disponer de dinero público oculto para hacer con él lo que le venga en gana. Lo sé, siempre ha existido. Pero ¿no llegará nunca la hora de poder decir que esta práctica "se ha extinguido"?
Al saltar el escándalo, los políticos se apresuran a denunciarlo con la boca muuuuy grande (tanto Arenas como Valderas). Pero yo misma, al igual que otros muchos que pecamos de poca erudición, hemos tenido que recurrir al clásico de buscar el origen de la expresión que es hoy titular en todos los diarios: "fondo de reptiles".
Internet, que facilita el acceso a la información instantánea en cualquier lugar, nos da muchas respuestas. Y, sabiendo filtrar, encontramos información de absoluta calidad, como la de este fantástico blog de Belén Moreno Garrido. (Qué extrañas casualidades nos deja el destino: este post recomendado fue escrito exactamente un año antes de que este escándalo salpicara todas las portadas de los diarios andaluces. ¿Fue algo premonitorio, Belén?)
Pero la gran pregunta es si nuestra clase política ha tenido que, igual que otros muchos, ponerse a indagar para conocer el origen y verdadero significado de esa expresión. La función originaria de los fondos de reptiles era (es?) tan deleznable para las personas de bien que se ponen los pelos de punta. Mejor dejamos la respuesta sin contestar, no vaya a ser que tengamos que perder para siempre la fe en este sistema.
Mientras tanto sólo puedo decir que me niego a aceptar que una práctica así sea normal en mi sociedad. No admito que mis dirigentes políticos puedan disponer de dinero público oculto para hacer con él lo que le venga en gana. Lo sé, siempre ha existido. Pero ¿no llegará nunca la hora de poder decir que esta práctica "se ha extinguido"?
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