miércoles, 4 de mayo de 2011

El sprint final

Ya está. Hemos llegado al final. O al menos, al principio del fin. Este viernes por fin comienza la campaña electoral.

- ¿Cómo?? ¿Que todavía no ha empezado?? Y lo que hemos estado viendo hasta ahora, qué era??
- Pues política, sólo política.

Es ahora cuando se abre la veda: señores políticos, ya pueden pedir el voto a los ciudadanos. Tienen quince días para convencer de que su propuesta es mejor que la de su oponente. Que son dignos de su confianza, que pueden darle su voto.

- Ah, que hasta ahora no nos lo han pedido?
- No, aunque hay muchas maneras de "no pedir el voto". Algunas, tan directas que echan para detrás. Otras, tan subliminales, que merecen un estudio. Pero no, por muy increíble que parezca, hasta ahora no han pedido directamente el voto.

Es ahora cuando hay que echar el resto. Es ahora o nunca. Los programas ya han sido explicados. Las propuestas ya han sido enseñadas. Los conejos ya han salido de las chisteras. Los votos aún están en poder de los ciudadanos.

- Y ¿qué puedo hacer? -se preguntará un candidato-. Siento que mis vecinos están más alejados que nunca. Les he visto mirarme con simpatía, con pena y hasta con odio. Pero ahora me miran con indiferencia. Siento que no puedo hacerles llegar ni un mensaje más...

Efectivamente. Es que se acabó el tiempo de los mensajes que se han usado hasta ahora. Es hora de marcar una nueva estrategia. Es hora de redefinir el objetivo e ir a por él con todas las armas. Es hora de desnudarse ante los ciudadanos y mostrarse tal cual uno es: un ser demandante de confianza, sabiendo que estaría en los últimos puestos de la lista de confianza de la mayoría de los ciudadanos.

...Difícil? Normal, es que no sólo de promesas vive el vecino, ni de maquetas, ni de ferias y ni sólo de propuestas. Pues entonces nada de desnudarse ni de presentarse como uno es, oiga. Siga cada uno en su papel de demandante de voto que el ciudadano por suerte o por desgracia ya sabe situar a los demás en su lugar. Y tranquilos, que dentro de quince días habrá pasado todo. Y todos volveremos a tener por delante otros cuatro años más. O no...

2 comentarios:

  1. Claro y conciso. No se puede expresar mejor con menos palabras. Se acabó el tiempo de los charlatanes. Estamos todos muy hartos de promesas incumplidas, lo que me lleva a plantear la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto una campaña es capaz de cambiar el voto de un ciudadano?. Sinceramente, creo que tienen muy poco efecto... Seguramente las indecisiones, hoy día, se torean en otras plazas, bien distintas de aquellas en las que los políticos se sienten realmente cómodos, rodeados de gente que normalmente no va a escuchar propuestas, sino a aplaudir a aquellos que se meten con los del signo contrario. Qué pequeño argumentario, qué dislate (cuánto gasto innecesario)...qué pena. Por suerte y como bien dices, Elena, en quince días, todo listo. Si los políticos se dedicaran a hablar de propuestas, consensuar, realizar, concretar...a lo largo de los cuatro años durante los que dirigen la gestión que les corresponde, que distinto podría ser todo. Pero no, parece que les va mejor enfrentar, crispar...Puede que por fin, se den cuenta del error. Gracias, Elena

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  2. Bueno, yo creo que las indecisiones este año se quedarán en casita sin ir a votar, pero ya veremos.

    En realidad, la campaña electoral podría servir para cambiar muchas cosas. Pero para eso hace falta credibilidad. Y eso es algo que sólo tienen algunos pocos políticos, a la mayoría les cubre el paraguas de incredulidad que cobija a casi todos. Y así, es muy difícil hacer nada: ni en 15 días ni en 100 que llevan de precampaña. En este caso la credibilidad, como el movimiento, sólo se demuestra andando.

    Gracias, Mario!

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